Discurso de Juan
Carlos Martínez, presidente de Asimet
Conferencia Desayuno "Lineamientos y
programa de trabajo del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social para el periodo 2018 – 2022", Ministro del Trabajo y
Previsión Social, Sr. Nicolás Monckeberg
Estimados socios de ASIMET:
Me es muy grato saludarlos y darles la
bienvenida a este nuevo encuentro en el que abordaremos un tema
que para los empresarios manufactureros es de primera
importancia porque tiene que ver con el recurso más preciado con
que cuentan nuestras organizaciones: su capital humano.
Para ello, nos acompaña hoy el ministro del
Trabajo y Previsión Social, Nicolás Monckeberg, a quien doy la
bienvenida y agradezco su gentileza por acompañarnos en este
desayuno.
Hace un tiempo nos sorprendimos con la
noticia de que los trenes de la línea 6 del Metro no tendrían
conductores, ni tampoco cobradores humanos en las boleterías, lo
cual hoy está en plena operación. Lo mismo ocurrirá con la línea
3 que ya está en su fase final y las futuras líneas que se
construyan confirmando que la automatización es una realidad de
nuestros días.
Lo mismo viene ocurriendo en las principales
cadenas del retail que ya utilizan algunas cajas de pago sin
personas. Un supermercado cuenta con un robot –el primero hecho
en Chile-, que gracias a la inteligencia artificial revisa
precios, stocks y el orden de los productos, para que no
presenten errores.
Por cierto, este es un fenómeno que se está
manifestando a escala global e implicará una transformación
radical de los empleos menos calificados, principalmente
aquellos que se centran en tareas rutinarias como líneas de
producción, logística, call centers, etc.
Un estudio de la Universidad de Oxford, de
septiembre pasado, señaló que el 47% de los actuales empleos en
Estados Unidos serán robotizados en los próximos 20 años.
Hace solo dos semanas, el Banco
Interamericano de Desarrollo, advirtió que dos tercios de las
ocupaciones actuales en Argentina y Uruguay corren el riesgo de
ser reemplazadas por tecnologías que ya existen. Advirtieron a
los gobiernos de América Latina y el Caribe que desarrollen
estrategias con el sector privado para aprovechar la tecnología
en el ámbito laboral y mitigar los riesgos de su expansión.
Aquí en Chile, las proyecciones apuntan a un escenario muy
similar: una investigación de la consultora McKinsey, de 2017,
señaló que cerca del 49% de los trabajos asalariados del país
–unos 3,2 millones de empleos-, arriesgan ser automatizados en
las próximas cuatro décadas. A nivel de mercados, en tanto, el
estudio calcula que en el rubro de la manufactura el potencial
de automatización es del 64% y de un 52% en minería.
El economista chileno Sebastián Edwards ha
sido una de las voces que ha alertado sobre el asunto: “La
verdad es esta: la invasión de los robots viene y nada los
detendrá”, es una frase suya a la que agrega una crítica al
escaso debate que ha generado en el país.
Le quiero decir al ministro que nosotros en
ASIMET llevamos al menos 4 años advirtiendo sobre la necesidad
imperiosa de abrir esta discusión en Chile, y lo hemos hecho
desde una mirada optimista: queremos que esta invasión, de la
que habla Edwards, no sea una amenaza, sino una oportunidad,
porque estamos seguros que la llamada Cuarta Revolución
Industrial logrará un mayor crecimiento, al generar también una
mayor productividad, eficiencia y una reducción de los costos
operativos.
Pero es ineludible, señor ministro, que
tenemos que estar preparados…
Para enfrentar los cambios de la 4ta
revolución industrial y hacer de Chile un país competitivo a
nivel internacional, se vuelve imprescindible desarrollar
capital humano en tecnologías digitales, acorde a las
necesidades de distintos sectores productivos e industriales
nacionales, como salud, construcción, minería, astronomía,
bioingeniería, ciudades inteligentes y manufactura.
Una reciente investigación de mercado del
Centro de Extensionismo de Asimet, realizado a pymes
manufactureras nacionales, reveló las principales brechas del
sector en materia de capital humano y capacidad de gestión.
Entre sus principales conclusiones se verificó lo siguiente:
-
Bajo nivel de profesionalismo. 43% de los
empleados no cuentan con estudios superiores.
-
65% son empresas con administración
familiar.
-
Baja penetración de cargos en innovación
(17%) y desarrollo (35%).
-
Bajos conocimientos en tecnología
digitalizada y en uso y beneficio de tecnologías 4.0.
-
Falta de capacidades de emprendimiento y
liderazgo.
-
Bajo nivel de disposición al cambio
dentro de la organización.
-
Falta de mallas curriculares de
universidades alineadas a las nuevas demanda del mercado.
Abrazar el cambio tecnológico es un desafío
para la empresa chilena. Creemos que es primordial que existan
iniciativas de colaboración público-privada en torno a la
digitalización, capacitar para disminuir brechas educativas,
facilitar la adopción de las nuevas tecnologías en el mundo
laboral, homologar el lenguaje entre las empresas y la academia
respecto de las competencias con que deben contar técnicos y
profesionales. Todo esto, sobre la base de certificaciones y
estándares internacionales validados.
Frente al inevitable avance de la
automatización diferentes organismos, como el Foro Económico
Mundial y la Organización Internacional del Trabajo, han
manifestado su preocupación y la pregunta surge de inmediato:
¿Qué pasará con los humanos? ¿Perderán sus empleos? ¿Se
reducirán los puestos de trabajo? ¿Serán capaces los robots de
hacer todas las labores que hoy en día hacen personas?
En este debate, hay posturas apocalípticas y
otras más conservadoras. Mientras las primeras plantean un
escenario nefasto, las segundas apelan a destacar el valor de lo
humano en el campo de la Inteligencia Artificial como una clara
ventaja para el hombre. En ASIMET creemos también en esta
segunda visión, y más bien planteamos esta irrupción de la
Cuarta Revolución Industrial como una oportunidad más que una
amenaza.
Pero, vuelvo a repetir, tenemos que estar
preparados.
Muchas gracias |