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SUBSIDIO AL EMPLEO JUVENIL.
UN PASO EN EL CAMINO CORRECTO
Por Jovino Novoa, Presidente del Senado
Las cifras de empleo juvenil son alarmantes.
Uno de cada 5 jóvenes de entre 20 y 24 años está desempleado. De
acuerdo a los datos entregados por el Instituto Nacional de
Estadísticas, la tasa de desocupación de los jóvenes de este
rango etario es más del doble que la media nacional, alcanzando
un 18,1% en el trimestre noviembre 2008 - enero 2009.
Esta realidad es aún más dramática en los
estratos socioeconómicos más bajos. La tasa de participación
laboral de los jóvenes del quintil más rico es 60% superior a la
del quintil más pobre.
Para enfrentar este grave problema, que se ha
acentuado en el último tiempo producto de la crisis económica,
el Gobierno envió un proyecto de ley de subsidio al empleo. Con
ello se busca fomentar la contratación de jóvenes del 40% más
pobre del país, una población tremendamente vulnerable y que
requiere de un apoyo importante en este momento.
Reconociendo la urgencia del problema, los
senadores y diputados hicimos grandes esfuerzos para despachar
con la mayor celeridad este proyecto, el cual fue aprobado en
tiempo récord, de manera tal que entre a operar en el mes de
junio.
Sin embargo, considero que esta iniciativa es
un primer paso y en ningún caso una solución frente al los
niveles preocupantes de desocupación que se proyectan para los
próximos meses.
Es necesario ampliar el subsidio a la
contratación para favorecer a personas vulnerables de todas las
edades. Ello contribuiría a eliminar el riesgo de sustitución
por parte de los empleadores de sus trabajadores de mayor edad
por jóvenes que sí tienen acceso al subsidio.
La extensión del subsidio debiera hacerse con
la misma fórmula planteada, ya que es sumamente atractiva.
Recordemos que del monto total del subsidio dos tercios están
destinados al trabajador, y un tercio al empleador, lo cual
funciona como un incentivo a la contratación además de una ayuda
importante para los trabajadores de bajos ingresos.
Al igual que este subsidio hay otras tantas
formas de incentivar la contratación. Una de ellas es la tan
vilipendiada flexibilidad laboral, la cual permitiría terminar
con las rigideces del sistema laboral, reducir los costos a la
contratación de personal y, como resultado de ello, disminuir la
tasa de desempleo.
El mundo moderno exige legislaciones
laborales modernas, que se adecuen a las necesidades del mercado
del trabajo. Un paso importante en ese sentido sería permitir
que las empresas modifiquen la jornada laboral ante aumentos o
bajas en el ritmo de producción, o que se cambie el sistema de
indemnización por años de servicio. Todo esto rebajaría las
barreras a la contratación y mejoraría la competitividad de
Chile para poder insertarse de mejor manera en el contexto
mundial.
La crisis económica actual nos presenta una
oportunidad única para enfrentar las materias que menciono sin
prejuicios ideológicos, dejando de lado la conveniencia política
y pensando sólo el beneficio del país. Sólo así podremos ayudar
a resolver los problemas de muchos de nuestros compatriotas, que
enfrentan el drama de perder el empleo y que miran con angustia
cómo se esfuma gran parte de lo ganado con años de trabajo.
Fuente: página web Senado de la República.
Abril de 2009 |