FORO ANUAL DE LA
INDUSTRIA 2017
Pongámonos de acuerdo...
Chile necesita
crecer
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Discurso Sr.
Juan Carlos Martínez Z., Presidente de Asimet
Les
doy la más cordial bienvenida a nuestro Foro
Anual de la Industria 2017, hito con el que
ASIMET decidió iniciar su “Jubileo gremial” para
celebrar nuestros 80 años de historia, que se
cumplen oficialmente en octubre de 2018.
Es por ello que mis primeras palabras son
precisamente de júbilo, para expresar la alegría
de poder reunirnos una vez más en este escenario
para abordar temas trascendentes para nuestro
país.
Para quienes conocen la labor que viene
desarrollando ASIMET hace muchos años, sabrán
que la defensa de la industria manufacturera
nacional constituye uno de los vectores más
relevantes de nuestra acción gremial. Hemos sido
incluso bastante insistentes en nuestro
discurso, y, para ser sinceros, a veces sentimos
que no hemos sido oídos.
Hace unos días leí en la prensa que a la fábrica
de textiles Bellavista Oveja Tomé, con más de
150 años de historia, la van a declarar
Monumento Nacional. La verdad es que me asusté
un poco y me pregunté: ¿No nos irán a terminar
declarando a mí y a ASIMET Monumento Nacional?
¿Será que nuestro discurso ya está obsoleto?
¿Será que da lo mismo la forma cómo decida
crecer un país para alcanzar su desarrollo? ¿No
estaremos hablando leseras con esto de insistir
tanto con la industria manufacturera?
Menos mal que esta especie de desvarío me duró
poco, y rápidamente mi respuesta fue que no. No
estamos hablando leseras. Estamos convencidos
que la manufactura ha sido la principal
impulsora de la innovación técnica y, ésta a su
vez, la mayor fuente de crecimiento económico en
las sociedades modernas, ya que otorga
oportunidades a aquellos que se capacitan
técnicamente para obtener empleos de calidad,
produciendo así efectos económicos
multiplicadores en el bienestar nacional.
Hoy no es posible contar con una economía
nacional vigorosa sin un comercio internacional
competitivo. La manufactura es la facilitadora
esencial para el sector transable, que nos
permite independizarnos del precio del cobre,
por ello no es intrascendente que nuestra
sociedad renuncie a su desarrollo.
Dicho lo anterior, quiero señalar con la misma
fuerza, sin embargo, que como industria
manufacturera no podemos seguir haciendo “más de
lo mismo”. Convencidos de que como industria
tenemos que cambiar, nuestros dos expositores de
esta mañana nos mostrarán precisamente caminos
para hacerlo. Es así que Javier Martínez nos
hablará de la necesidad de “Avanzar hacia un
país más inteligente”, y luego Jorge Marshall
aterrizará estos conceptos en su exposición
“Reencauzando el crecimiento”.
Finalizaremos este foro con un debate entre los
encargados de los programas económicos de los
candidatos a la Presidencia, a quienes les
haremos dos preguntas muy concretas: qué medidas
tomará su candidato para lograr un crecimiento
potencial de la economía de al menos un 4%, y
cuál es la visión de su programa económico
respecto del nivel y la meta de desarrollo
industrial manufacturero de Chile al 2030.
Nuestro Foro este año lleva por título:
Pongámonos de acuerdo: Chile necesita crecer.
Estoy realmente convencido, señor ministro, que
el camino tiene que ir por esta ruta: ya pasó el
tiempo de hacer reclamos. Tratemos de colaborar,
concentremos nuestros esfuerzos en ponernos de
acuerdo, saltémonos el escalón de la política, y
el de las ideologías, para poder allanar el
camino de aquello que nos divide. El país
necesita una inyección de optimismo, necesitamos
cambiar nuestra actual mirada un tanto recelosa
y mejorar nuestras expectativas. En eso la
Presidenta de la República es clave, porque a un
líder se lo reconoce por su capacidad de
transmitir confianza y seguridad. Todavía quedan
7 meses de Gobierno, en los que se puede avanzar
principalmente en crear un clima distinto.
Por eso desde este escenario le digo a la señora
Presidenta que aquí estamos disponibles… y si me
permiten el chilenismo, que ella diga “upa” y
nosotros le contestaremos “chalupa”.
Para quienes piensen que estoy pecando de
demasiado optimismo, déjenme decirles que tengo
razones para estarlo; en primer lugar, porque
tenemos un país admirable. Además de su belleza
física, Chile sigue siendo admirado en el mundo.
No lo digo yo, lo aseguran desde el mundo
desarrollado, y eso es una ventaja comparativa
tremendamente positiva.
Seguimos siendo un país confiable. Todavía somos
distintos y eso vale. Este prestigio no se
compra, es cultural, se adquiere, y es lo que no
podemos perder: la formación de las personas, es
nuestro gran capital, ahí radica nuestro valor
y, tenemos que esforzarnos para mantenerlo y
fortalecerlo.
En el último tiempo hemos cometido errores.
Desde todos los sectores. Como empresarios,
somos los primeros en reconocerlo. Pero soy
optimista y estoy convencido que hemos aprendido
la lección, y vamos a salir fortalecidos.
Creo que los casos de colusión, de
financiamiento ilegal de la política, de falta
de probidad por parte de miembros de
instituciones de prestigio en nuestro país, y
otros ejemplos de prácticas reñidas con la moral
y la ética, que han impactado a los chilenos, se
produjeron porque como país no fuimos capaces de
leer y entender este nuevo Chile que cambió. Y
que lo hizo de una manera tan rápida, que no nos
dejó tiempo para interpretar y adaptarnos a este
cambio.
Si bien los principios como la probidad, la
ética y la moral son conceptos que siempre se
mantienen y no cambian de acuerdo a las
circunstancias, sí creo que podríamos haberlo
hecho mejor en el sentido que la mayoría de
nuestras instituciones no fueron capaces de
“modernizarse” al ritmo que lo hacía el país, y
continuaron con los mismos estándares de
siempre.
Pero creo que todos aprendimos la lección, lo
cual no significa que no haya que estar atentos
y revisar contantemente nuestros procedimientos
y aplicar los controles de gestión. La
prevención no va a impedir que haya otros
errores a futuro, pero está la meta de demostrar
que nos importa.
Como sociedad, tampoco podemos aflojar en cuanto
a fortalecer constantemente esa “formación como
personas” a la que me refería, y que constituye
nuestro más valioso capital. A riesgo de ser
calificado de “anticuado”, pienso que hoy en día
conceptos como responsabilidad, compromiso o
respeto son relativizados a conveniencia, del
mismo modo que los derechos han pasado a tener
mucho mayor protagonismo que los deberes.
Lamentablemente, casos como la autoimpuesta
autonomía de la que dicen gozar los habitantes
de la comunidad de Temucuicui, en la Araucanía,
donde incluso no se permitió la entrada de los
censistas; los destrozos a las instalaciones
educacionales a los que ya nos hemos
acostumbrado por parte de algunos alumnos del
Instituto Nacional –que paradójicamente abogan
por mejoras en la infraestructuras- o como los
vándalos que destrozaron los cuatro bustos del
monumento Héroes del Morro, en Arica, son solo
ejemplos en torno a que algo está funcionando
mal, y que debemos reaccionar antes que la
situación se generalice. Porque aquí,
abiertamente se están poniendo en entredicho
principios como el respeto a la propiedad
privada y el Estado de Derecho.
En el caso de los empresarios creo que los casos
de malas prácticas van a generar un fuerte
llamado a que nos sintamos responsables del rol
que tenemos que jugar en el país.
Los empresarios somos los embajadores de Chile
por excelencia, tanto los que salen a buscar
negocios o quienes reciben a los extranjeros
para invertir en el país. Y en este rol de
embajadores tenemos que sentirnos importantes,
pero no por una simple vanidad, sino porque
tenemos que ser ejemplo, nuestra conducta tiene
que ser ejemplar. Tenemos que ser el modelo de
comportamiento no solo hacia nuestros
colaboradores sino también hacia la sociedad.
En ese sentido, es nuestro deber sacar lecciones
de lo sucedido. Tenemos que conectarnos con la
sociedad, saber leer lo que las personas esperan
de nosotros, comunicarnos con ellas… No solo en
su condición de clientes, o potenciales
clientes, sino porque realmente nos debe
interesar su bienestar integral, porque debemos
aportarles en su calidad de vida, y porque es
con esas personas con quienes lograremos
construir el país desarrollado y con igualdad de
oportunidades al que todos aspiramos.
Por nuestra parte, como empresarios, también
esperamos que se valore y reconozca nuestro
aporte a la sociedad. Chile no habría alcanzado
el sitial que tiene hoy si no fuera por las
empresas. El empresario crea valor, la empresa
es el motor del desarrollo porque, entre otras
cosas, creamos empleo y tributamos para
contribuir al financiamiento de las políticas
públicas. Y este aporte no es menor. De acuerdo
a información obtenida a través del Servicio de
Impuestos Internos y la Tesorería General de la
República, la recaudación tributaria
correspondiente al Impuesto de Primera Categoría
asciende a la cifra de 9.500 millones de
dólares, lo que equivale al 22,1% del total de
la recaudación tributaria y, a su vez,
representa el 3,8% del PIB Nacional.
Quiero finalizar haciendo un reconocimiento a
los 80 años de ASIMET, a sus fundadores, a sus
empresas socias, pero, sobre todo, al
emprendedor industrial.
El empresario industrial tiene características
que lo hacen diferente al resto. Él conoce a sus
colaboradores, sabe que depende de ellos y ellos
dependen de él. Cuando en este período ha debido
ajustar su dotación de personal, la decisión ha
sido dura porque los conoce, y porque sabe que
si no se ajusta puede perderlo todo.
Este chileno emprendedor no tiene financiamiento
fácil, tiene poca ayuda y la competencia le
llega desde cualquier parte del mundo y no
siempre en forma leal.
Este industrial enfrentó un duro desafío con la
apertura de la economía, ya que produce bienes
transables, debiendo ajustar sus costos, mejorar
procesos y calidad, siempre luchando contra el
tiempo y muchas veces soportando rigideces
normativas que no le ayudan para nada.
Sin embargo, aquí estamos, luchando por crecer,
por crear más empleo, por conquistar nuevos
mercados, por llegar a ser grandes empresarios y
heredar a sus hijos un país mejor.
Aquí está la industria manufacturera pujante,
que no pide perdonazos, proteccionismos, ni
tratos especiales. Sólo pide, con urgencia, que
le den un entorno apto para competir.
Muchas gracias Autoridades,
socios de Asimet, invitados especiales,
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